Uno creería que cuando se quiere ser bueno está casi obligado a aceptar todo lo que te piden, hacer y devolver favores a todo el mundo, sucumbir a una voz dulce y una mirada triste y terminar haciendo lo que nos piden, a veces por lástima, compasión o porque el corazón simplemente remuerde; pero no hay nada de cierto en ello, podemos negarnos a hacer algunas cosas cuando lo creamos necesario.
Cada persona tiene que aprender a amarse a si mismo y en base a ello es posible decidir que es bueno y que no para uno mismo. Solo tú puedes decidir si aceptas o no lo que otros te piden.
Así que ahora antes de aceptar compulsivamente una solicitud o una petición de favor, detente a escuchar a tu corazón para saber si en realidad quieres hacerlo o si es mejor contestar con un sutil y sonriente NO.
A veces la gente «abusa» de tu bondad, porque les haces un favor, te piden otro y otro y otro y así un sin fin de personas y favores, y la verdad no es que esté mal que los hagas, pero de pronto dejas de asistir a lugares que te gustan a eventos que disfrutas porque tienes que hacer algo por alguien, y quizás si lo haces alguna vez, no esté mal. Pero si tu vida queda totalmente relegada porque pones a los demás antes que a ti, inevitablemente te vas a poner mal, incluso te puedes enfermar, y no vas a entender porque. Solo es tu yo interno que te dice que no te olvides de ti mismo
El problema radica cuando la gente por facilista prefiere que tú hagas sus cosas y a veces ni siquiera te agradecen, en esos casos es saludable para ti y para ellos decir NO, de una manera educad obviamente, les haces conocer que tienes otros compromisos (contigo mismo) y que por esa ocasión no les puedes ayudar.
Que no te tiemble nada al decir que no puedes ayudar a alguien, si en realidad te das cuenta que es un tema abusivo o que en realidad necesitas hacer algo primero por tí. Te aseguro que todos estarán mucho mejor así.
