Dicen que el tiempo lo cura todo, pero el tiempo no borra los recuerdos, el tiempo no borra la ausencia y no permite engañar al corazón con la falta de alguien especial. Han pasado varios años y hay momentos en que siento que todo pasó ayer, a veces cuando salgo de mi casa veo aquella luz encendida e inconcientemente pienso que aún están ahí cocinando, a veces extraño aquel olor a desayuno los domingos, costumbres, recuerdos.
El tiempo ha pasado y quizás nos hemos «acostumbrado», hemos ido intentando «reemplazar» el espacio vacío, hemos tratado de fingir que el dolor ya no existe, hemos avanzado en el tiempo y a la vez permanecemos estancados en un estado de soledad.
Algunas metas se van cumpliendo, algunos anhelos van floreciendo y la tristeza nos invade al recordar que también eran suyos, que ustedes eran los impulsores de ello. Y a veces me imagino a mi Lucas saludándoles, queriéndoles y haciéndoles arrumacos, cuánto los hubiera querido!!. No se diga de mi gordita, cuantas historias no vividas.
Y los recuerdos de viajes grandes o pequeños sabía que no importaba el detalle, lo que fuera iba a llenar su espacio, y sabía que cualquier duda, cualquier pregunta ellos me la solventarían, ellos literalmente lo sabían y si no siempre tenían los recursos a mano para curar nuestra curiosidad.